viernes, abril 23, 2010

Vuelven a la carga




Vuelven a la carga después de años de desaparición Lemon^Fly, un grupo sevillano que se echaba de menos.

Aquí os dejo el myspace para que lo cotilleéis y quien no los conozca los descubra.

http://www.myspace.com/lemonfly

A ver cuando vienen a Madrid, nunca los he visto en directo y me apetece ver cómo suenan clásicos como "Miénteme otra vez" y "Ojos de tormenta".

Encantada de volver a escucharos.

:D

jueves, abril 22, 2010

Pedacito de tierra




Todo viene, pasa y se va. Parece que nada permanece. Pero no siempre es así. Un día algo vuelve porque ya estaba, nunca se fue. Y como resultado te quedas con cara de boba alucinando con lo que te está pasando. Estaba y no estaba, estaba todo esconidito detrás de la alacena del cuarto de la plancha. Hoy te he encontrado otra vez. Ya te conocía, te había descubierto, descubrimiento que para mí fue tan emocionante como para Cristóbal Colón debió ser descubrir las américas. Te he vuelto a desubrir soplando el polvo que se habíaa acumulado por encima dela caja escondida donde te guardaba. Me he vuelto a sentir bien, excitada, nerviosa, pero tranquila, como si volviera a estar en casa después de años de búsqueda incesante de un hogar que no era el mío. Años de conquistas de otras tierras donde los bárbaros no me daban la bienvenida. He vuelto a la tierra prometida, a mi sitio, al lugar donde quiero y me apetece estar, donde el aire es más puro y donde la naturaleza crece a sus anchas sin que ningún jardinero venga a recortar ningún arbusto ni ningún pastor a encerrar a ninguna obeja. En esta tierra todo se autorregula de manera natural.

Has sido mi bocanada de aire fresco, tú siempre consigues sacarme una sonrisa y hacerme respirar. Eres aire en los pulmones, un aire que de tan fresco irrita los alveolos. Me haces reír. Me interesa muchísimo absolutamente todo de tí. Me encanta tu conversación; inteligente, cultivada, pero gamberra, emotiva y fresca, sobre todo fresca. Y cuando me haces reír y me diviertes haces preguntarme qué senderos habrán por ahí dentro todavía por descubrir y recorrer. No ha sido suficiente, muy poco tiempo, pero me ha ayudado a respirar. Además he vuelto a respirar tranquila abriendo bien mis pulmones, dejando todo el aire pasar.

Todo estaba desolado. Como si una tribu de bárbaros hubiera entrado a caballo a saquear mi cuerpo y mi alma. Sólo quedaba el silencio y la calma del día después de cien batallas que dejan de celebrarse porque ya acabó la guerra. La mayoría de las cosas que estaban patas arriba y enculadas han vuelto a su posición, y eso lo has conseguido tú con tu magia. Tu magia, mi magia perdida, la magia que es vital ha vuelto a llamar a mi puerta después de años de desaparición. Este lugar se empieza repoblar, estoy en plena posguerra. Pero en mi posguerra hay esperanza.



He visto toda la tarea de reconstrucción que he estado haciendo, también la que tengo que hacer y de lo que has hecho tú con tu llegada: me he dado cuenta de repente de lo mucho que te he echado de menos todo este tiempo. Ni te lo imaginas, te he echado tanto de menos....

Yo tamoco me lo imaginaba hasta que me ha dado en las narices contigo. Necesito aprendera ser flexible conmigo misma, menos cabezona, más transigente, menos perfeccionista; necesito menos temperamento de institutriz estirada con mi propia pupila, que no dejo de ser yo. Y tú me haces ver que no tengo que tener prisa, que me lo tome con calma, sin ningún tipo de ansiedad. No eres ningún salvador, de esos que van salvando mujeres en situaciones chungas. Sabes que es mi proceso, pero lo entiendes, te interesas, me dejas allí sin sacarme ojo de encima, pero con la comprensión y la templanza que sólo se tiene cuando se siente amor.


Y lo que necesitaba no era que me solucionaras nada, son cosas mías. Sólo necesitaba cariño, cerrar los ojos y reducir mi espacio al tuyo para volver a sentir mi espacio. Vuelvo a estar en mi espacio, EN MI SITIO, de nadie más, en mi lugar. Pero también tengo mi lugar compartido, mi otro lugar, un espacio donde estás tú conmigo. Por ese tipo de cosas la vida merece la pena. Y eso no todos lo entienden, tú sabes que soy una leona que muta a gatita dulce y mimosa - felina que necesita su espacio propio-. Y tú me lo respetas y me lo alimentas, y te sientes orgulloso de que lo tenga, no tienes miedo. Te gusta que me vaya a mi sitio porque sabes que para mí es vital. También sabes que después de irme vuelvo, porque quiero, porque es mi decisión, porque mi vida contigo es mucho más bonita y tiene todos esos colores que no sabía que existán que quiero saborear... y los que me falta por descubrir. Y me has hecho feliz. Mi corazón ha vuelto a sonreír por unos instantes. Sigue sonriendo.
No me acordaba de lo que era que mi corazón soltara una sonrisa de arteria a vena, que se abriera de par en par como una ventana sureña en pleno agosto. Y se ha iluminado todo. Una luz brillante, caliente, de esas que acarician y te dan ganas de dormir. Y quiero más. No me conformo, ahora que has vuelto todo tiene más color y quiero todo el espectro de colores, tengo mucha hambre de color porque no hay nada peor que haber vivido tanto tiempo en blanco y negro. Pero yo no estoy del todo y tú no estás del todo y quiero que me abraces. Quiero sentir tus brazos rodeándome y sentir en el vientre tu panchulina. Volver a casa queriendo volver. Desear que llegue ese momento de la vuelta a casa después de un día de perros y poderte decir- estoy muy contenta, soy feliz, pero cuando tú estás soy infinitamente más feliz-.

Contigo me entiendo. Te entiendo y nos entendemos. Hay un algo que por más que he buscado durante tu ausencia y durante el tiempo en el que estuviste cerca, pero no quisimos más que en la distancia próxima...

Me acuerdo con una sonrisa tonta de aquella fiesta de aquel verano, de aquel momento, de aquella vez que nos descubrimos de verdad y desnudamos nuestras almas en silencio, de cuando hablábamos sin hablar, de esa conexión, aquella pregunta que me soltaste porque querías que entendiera algo que nadie te entendía, pero que yo comprendía tan perfecamente, de aquel día en el que querías venir, pero no podías...




Te miro y no ha pasado en absoluto el tiempo. Parece una goma elástica que se empeña en revivir en vivo y en directo algo que pensaba que no se podría repetir ni contigo ni con nadie más, ya ves cómo son las cosas.

Ahora muchas cosas vuelven a tener vida y vuelvo a tener ilusión por esto y por aquello y por lo de más allá, porque eres un muy buen compañero, el mejor.

Esta vez no tengo miedo.

Esta vez no tengo miedo.

Nada me da miedo, y eso que no soy tan valiente como para no sentir miedo. Pero no lo tengo. Porque te conozco, porque me conoces, porque sabemos cómo somos y sabemos qué es eso tan fuerte que hay que ya desde que nos conocimos sucedió. Eso que no nos ha pasado nunca con nadie más, ni antes, ni después y que vuelve a pasar. Ironías de la vida, encima con la misma intensidad. Me paro a pensar y al no entender y a la vez entenderlo todo pienso que me va a estallar la cabeza. Otras veces algo parecido me ha visitado, pero no lo mismo. Es que esto es diferente, no es como otras veces, fue diferente, es diferente, sólo me ha pasado así, de esta manera, con esta intensidad y esta belleza una vez antes. Otra vez por ironías de la vida, porque la vida es muy juguetona, fue contigo. Porque puedo y pude bucearte y lo que ví fue precioso, el estanque más bonito de la tierra, el fondo del mar más poblado y rico. Mi pedacito de tierra en medio de un mar embravecido. Ahora me gustaría que estuvieras, que me dijeras que dejara ya ese libro que me tiene enganchada hasta muy altas horas de la noche. Te preguntaría "En qué estás pensando?" y me hablarías de secuencias de persecuciones, de estallidos, de cosas que tienes que imaginar, pensar y hacer y que resuelves tan bien, porque eres un geniecito. Secuencias de persecuciones, y me reiría, porque es que de verdad, conociéndote, aunque las resuelves de puta madre porque eres un genio, pero.... no te pegan, tampoco una secuencia de telenovela. Me volvería a reír.

Tienes pinta de tipo duro, varonil, serio, reservado y no se equivocan. Pero vas mucho más allá de ese estereotipo. Eres inteligente, sensible, sabes escuchar, eres tierno, eres generoso, amable, respetuoso y mucho más. Además tu amor y tu ternura son inconmensurables. Eres como la miel; aparemente seca, pero suave como el terciopelo y dulce como el turrón de guirlache.

Volviendo a casa me ha parecido volverte a ver otra vez, pero era otro, se parecía tanto a tí, pero no tenía ni tu aura ni tus ojos. Aunque debo reconocer que ha dado un vuelco en el corazón. Vuelve a latir y yo todavía no me lo puedo creer. Durante estos dos años aunque no estabas secretamente latía y ahora me doy cuenta de que latía no porque fuera feliz, sino porque supo que un día latió con fuerza y amor. Y has vuelto así de repente y yo todavía no me lo puedo creer. Tengo tantas ganas de que llegue este verano, de ir a una cala escondida con la cesta de picnic y de volverte a ver sonreír porque me hace mucha gracia cuando tienes la nariz llena de arena. Bailar en aquella terraza de las velas con dos gin tonics viéndote bailar mientras disimulas ese acento pueblerino. Ir a ver exposiciones de fotografía y pegarnos al sofá en una de esas tardes de casi 40º. Tengo tantas ganas de que llegue el verano y de que lo compartas conmigo que ahora mismo saldía a correr por la calle en busca del mes de junio para traerlo aquí. Tú siempre me devuelves la ilusión. Te he echado tantísimo de menos... y es ahora cuando me doy cuenta. Qué tonta, pero qué imbécil y gilipollas he sido.



La poca concentración y el cielo de Madrid





Esta semana está siendo mortalmente aburrida. Se me escapa el tiempo de las manos y la faena se amontona sobre la mesa. Puede que hoy tenga algo más de suerte y me visite la inspiración divina. Mi sobrina ha aprendido a dar la vuelta a las páginas de los libros. El tiempo pasa volando. Cada día aprende algo nuevo, hace algo nuevo, descubre algo nuevo. Se pasa la mayor parte del día con los ojos como platos descubriendo un millón de cosas cada segundo. Sin embargo el tiempo para mí cobra una dimensión distinta. Unas veces me parece que pasa muuuy deprisa. Otras me da la sensación de que pasa muy despacio, espacios durante los que no me entretengo en descubrir cosas nuevas porque casi nada, ni viejo ni nuevo me interesa. A veces tengo la sensación de que por más tiempo que pase no pasa nada, pero sé que es mentira. Siempre pasa algo. Sé que suceden muchas cosas mientras creo que el tiempo está en suspensión, como congelado, perdido en una dimensión que no es la suya. Creo entender que no está aquí el tiempo, que está allí. Allí, en esa dimensión el tiempo está asustado, tanto que se ha paralizado y vive congelado esperando un rayo de sol. Frotándose las manos para entrar en calor. Soplándose los nudillos para volver a tener algo de sensibilidad en la piel. Tapándose con una manta de lana para desentumecerse. Comiendo turrón de guirlache y fumando un habano. Dibujando arabescos en el aire, en el cielo, en la vía lácte. Él sabe que sólo entrará en descongelación en algún momento. Pero ese momento es incierto; podría ser hoy, mañana o vete a saber cuándo.... qué putada ser el tiempo y esperar a que pase el tiempo. Y allí en lo alto, en un lugar al que no pertenece sigue el tiempo, soplándose los nudillos, en un lugar en el que no pasa nada pero desde el que se ve el cielo de Madrid, que desde hace unas horas luce con una extraña calidez.

A sangre fría




"A sangre fría" me tiene fascinada. Os recomiendo la lectura encarecidamente. Todavía no puedo escribir mi opinión porque no he acabado, así que aquí os dejo algún dato:

http://es.wikipedia.org/wiki/A_sangre_fr%C3%ADa_%28novela%29

http://www.monografias.com/trabajos17/a-sangre-fria/a-sangre-fria.shtml

Por cierto, acabo de ver en mi teléfono móvil que mañana es Sant Jordi, el día del libro (no sólo en mi tierra). Buen regalo sería "A sangre fría", magnífica lectura, aunque haya a quién un libro de semejante temática no le parezca el tipo de libro que se debe regalar en un día ñoño. A mí me parece un regalazo, lo importante de los libros son cosas que van más allá de las temáticas.

miércoles, abril 21, 2010

Lluvia ácida



Amparo, mi vecina dice que destienda las sábanas del patio de luces, que va a llover, y como según ella "las partículas del volcán están en suspensión en el aire cuando explote la tormenta lo hará en forma de lluvia ácida y a ver quién tiene narices de salir sin paraguas, nena, saca las sábanas que te vas a quedar sin ellas".

Tengo sábanas amontonadas desde hace una semana. No las lavé antes porque llovió y no las lavé ayer porque tenía mucha ropa por lavar y tenía la ropa prioridad. Miro por la ventana y veo los dos conjuntos de sábanas balanceándose sobre las cuerdas. Secándose poco a poco. Cuánta tela hay, cuánta tela para mí sola, tela que se enrolla como una boa por las noches y sube desde mis pies hasta asfixiarme el cuello. Vueltas dan las sábanas sobre mi cuerpo cuando supongo yo se mueve asustado o excitado por un sueño, sueño que no consigo nunca recordar. No me acuerdo de los sueños, hace tiempo ya. Quizás será lo mejor, no acordarme de lo que por las noches salta el telón de mi propia censura y se pone a bailar delante de mis ojos en una danza macabra. Supongo que será así porque tengo las encías a punto de explotar. Me levanto por la mañana, desenrollo las sábanas de mi cuerpo y me descubro mordiendo todavía ferozmente la placa de descarga de los dientes y con un sueño que sólo quiero que la sábana se vuelva a enroscar de la misma manera que lo hizo de noche sobre mi cuerpo.
Tanta tela y nada que cortar. Me pregunto por qué últimamente llueve tanto, será que es primavera y es verdad que es tiempo de que llueva, pero no me apetece. El otro día me corté el pelo, el corte de siempre. Mientras me cortaba el pelo mi peluquero cerré los ojos, no quería ver el proceso. En un momento dado medio abrí un ojo y me sorprendió la imagen. Por fin después de mucho tiempo era yo la imagen que me devolvía el espejo. Ya no me sentía una extraña muy parecida a mí. Una falsa ilusión se apoderó de mí, me puse tan contenta que no cabía en mí de la felicidad y me dediqué un buen rato a acariciarme la cabeza, como si por un lado fuera una madre que acaricia con amor a su hija y también fuera la hija que cierra los ojos de placer por sentir todo el amor de su madre. Le dije a mi peluquero que me había hecho la persona más feliz del mundo, se puso muy contento el chaval, aunque cuando volví a casa y me lo miré mejor ya no me gustó tanto, me hubiera gustado más escalado. Pero lo importante es que me volví a ver... volvía a ser yo.

Y esperando estoy a que las sábanas se terminen de secar antes de que caiga la supuesta lluvia ácida, con un dolor de cabeza que no puedo con ella. Pensando en cosas que me hacen pensar mis sábanas colgadas mientras intento alargar el momento de ponerme a trabajar porque no me apetece un culo. Esta semana estoy siendo muy mala trabajadora, pero necesito mi tiempo. Necesito ser menos inflexible conmigo misma, necesito mimarme y concederme un respiro en todo, porque si no un día voy a estallar como la abuela Inge del cuento de Galeano. Y encima estoy así, como el tiempo. Menos mal que me espera Bilbao este fin de semana, espero que sea el soplo de aire fresco que necesito, porque si no tendré que respirar por una pajita mucho más tiempo y estoy harta, no quiero, me niego a estar así. Y hay muchos calcetines por recoger, mucho polvo que barrer, anacardos por comer compulsivamente, "A sangre fría", que es fascinante y una tele donde salen personas y se oyen cosas que yo no escucho. Es como si el mundo no tuviera ni música ni ruído. Todo es como una tele con el mute puesto. Todo me resulta aburrido. Todo me resulta mecánico. Todo pasa por delante, como esas imágenes a cámara rápida de las cámaras de seguridad de los supermercados y sueño con no sólo volverme a ver en el espejo y reconocerme, sino sin necesidad de verme poder reconocerme de una puta vez.


Ya es primavera.



Caminando por la calle a altas horas de la noche siempre acabas encontrando farolas encendidas, aunque vengas de un bosque donde parecía que la electricidad no llegaba.

lunes, abril 19, 2010

Cenicienta de fin de semana



Fin de semana desfibrilador. Ya no me acordaba de lo que era eso. Qué música más buena, qué risas, qué buena que está la cerveza bien fresca. Qué bien sienta explorar nuevos horizontes frescos, diferentes, entrañables, bizarros. Qué divertido es eso de irte para no volver hasta no estar muerta del cansancio. Bailar hasta morir. Tomar chupitos de color negro que te vuelven flexible. Reírte, dientes perfectamente alineados que te sonríen. Granjas de renders y un lago en la sierra. Ver que hay vida en muchos sitios, que hay cosas que están vivas y no muertas y transformadas en una especie de zombie. Saltar de alegría, reír hasta morir. Lástima que el cuerpo no aguante lo que aguantaba antaño, pero la alegría de vivir puede con todo.



Prodigy - Smack my bitch up
Cargado por bebepanda. - Explorar otros videos musicales.

martes, abril 13, 2010

Los cuentos del día a día




Ayer por la tarde le dieron a María una bolsa donde ponía una cosa muy bonita. Control pincha constantemente cosas que ya ves...

"Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía:

Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión.

El nieto preguntó:

Abuelo, ¿Dime cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?


El abuelo contestó:

Aquel que yo alimente."



Menuda pinchada en toda regla de control.

Después de leer lo que ponía en la bolsa María, que en las últimas semanas se había quedado muda y nadie sabía por qué motivo ni causa de repente, así como si nada se arrancó a hablar. Eso no fue lo que sorprendió a sus compañeros de la oficina, porque antes de quedarse muda hablaba por los codos. Lo que les sorprendió es que por primera vez María hablaba con el corazón. María casi sin pensar vomitó la siguiente confesión:

"Y pasó el viernes, y luego el sábado y luego el domingo, y el lunes y hoy el martes y mañana será miércoles, pasado jueves y necesito un respiro porque si no no sólo tendré esa infección en el ojo que me lo está matando, sino que enfermaré todita yo. No puede ser que una viva sólo para trabajar, llegue a casa, no tenga un respiro porque tengo que continuar y encima en casa todo esté por hacer, porque o me lo hago yo o me lo como yo porque no lo hace nadie por mí. Montañas de ropa que no conversarán, papelajos por reordenar que no me dirán "venga, relájate, vámonos de cañas", un ordenador que no quiero ver ni en pintura, pero que tengo que abrir porque tengo que continuar.... trabajar, trabajar, trabajar, cuanto más trabajo al contrario de lo que siempre había pensado más me va vaciando, ironías de la vida... A veces me planteo si vale la pena tanto esfuerzo. Porque ya no sé qué es lo que vale la pena, encrucijadas de la vida, es como la encrucijada del corazón, como los lobos que habitan las cuevas del corazón, unos salvajes, despiadados, enojados y violentos y otros llenos de amor y de compasión. Yo no sé a qué lobo estoy alimentando porque no sé a qué lobo debo alimentar. Soy como una caperucita que huye delante de una manada de lobos tragándose toda clase de porquerías en forma de bollería industrial, chucherías y colesteralia varia para acallar los rumores que de la cabeza descienden al corazón. Esos rumores que sé que si no los aplaco van a bajar a alimentar a los lobos malos. Y yo en el fondo no quiero alimentarlos porque sé que mis lobos son muy fieros y muy malvados. Están allí, aullando, enseñando las fauces, dispuestos a atacar, a saltar a la yugular o donde haga falta. Tienen los ojos inyectados en sangre porque no les gusta estar atrapados. Tengo que liberarlos. No lo sé. Algo tengo que hacer, pero de tanto darme contra la pared me encuentro desorientada. No sé cómo explicarlo! Llevo todas estas semanas intentando encontrar la manera, por eso decicí no hablar hasta que encontrara la manera, pero es imposible encontrar la manera, porque sé que en cualquier momento, en un descuido los lobos malos se van a lanzar encima del alimento, que soy yo y todo estará perdido. Porque los lobos buenos siempre esperan a que tú les des, los malos no esperan, roban. Y puede que hoy los lobos malos se den un atracón. Y si se lo dan momentáneamente, como me pasa a mí cuando me doy el atracón de comida por las noches se sentirán muy bien, tranquilos y relajados, pero cuando ya se haya acabado el festín de la maldad mi corazón y mi conciencia se sentirán tan mal como me siento cada noche después de ponerme morada a grasa. Por eso no quiero alimentarlos, pero no encuentro la manera para mantenerlos alejados de la comida... Además me da mucha rabia haber declinado esa cita que tenía hoy y que hacía tanta ilusión. Estoy condenada a estar atada a este ordenador, a esta vida, a esta desazón...
¿Qué canción más bonita están poniendo en la radio de quién es?"

Y alguien contestó:

"De York".

Otro replicó.

"No, tonto, de Björk".


domingo, abril 11, 2010

El domingo por la tarde las señoritas van a pasear.




El domingo por la tarde las señoritas van a pasear. Se embuten en sus mejores galas, se encaraman a unos zapatos de tacón y salen a la calle acompañadas por su bolso de mano y sus amigas. Van a tomar un café, o una cerveza. Comentan sobre lo que les pasó el sábado por la tarde en el cine, o en el guateque o en la parte de atrás de un coche desvencijado en lo alto de una colina.
Yo no salgo a pasear. Yo no me puedo permitir ese lujo, a veces dudo ser una señorita y entiendo que mis primos se rían de mí cuando a mí no me cuentan como una señorita en maratones de belleza en las que las otras féminas de mi familia se sumergen para estar guapas en una fecha señalada. A mí ya me da un poco igual eso de estar guapa o no, creo que ya no me interesa. A mí me interesan otras cosas, me interesaría arrancar estas cadenas que me fijan al suelo y no me dejan alzar el vuelo. Me gustaría viajar muy lejos pero desde el sitio donde estoy. No necesito irme, sólo necesito elevarme un poquito. Salir de esta "nieve televisiva" en la que me encuentro, donde todo es blanco o negro y como mucho tiende a gris. Yo necesito color. Los domingos por la tarde las señoritas salen a pasear ataviadas con ropajes y complementos de mucho color, pero yo no necesito color en mi ropa, sino necesito poner color en este desierto.

Me arrancaría la piel para dejar de sentirme una idiota. Me gustaría sacarme el corazón y meterlo en un bahúl de cristal para que no se acelerara por las noches y empezara a latir tan fuerte que parece que se me va a salir por la boca. Me gustaría disfrutar del sol que está masajeando el cuerpo de otros que están estirados sobre la hierba. Ese sol que calienta a las señoritas que salen a pasear.

Me gustaría que todo fuese normal, que tuviera la normalidad de la persona normal, pero eso sé que tampoco es lo que me gustaría. Me gustaría que llegase color para realzar el color que se está apagando. Me gustaría que la magia del color me sacara una sonrisa y me hiciera olvidarme de mis quehaceres diarios, de planchar la ropa, de hacer la comida, de cuidar del palomar, de llevar a los pequeños al colegio y hacerles la rebanada de pan con vino y azúcar de la merienda...
Me gustaría arrancarme la lengua para no hablarme, me gustaría que las cosas fueran menos complicadas, que no hubiera tanta tierra por arar, que pasara esta semana y que ya fuera sábado de la semana que viene y sólo es domingo, domingo por la tarde. Un domingo por la tarde que preveo que se va a alargar hasta altas horas de la madrugada. Y mientras tanto sigo luchando contra la pereza que me impide bajar a la farmacia a por Passiflorine. Sé que si no voy a por una botellita de Passiflorine me voy a arrepentir. Sé que es un placebo, pero si no está me siento descubierta sobre una tierra donde sólo hay viento. Como si durimera en una cama sin manta ni acompañamiento en pleno invierno. Sentiría como si faltara algo que a efectos da igual que esté o no, porque es sólo un placebo. Pero los placebos de vez en cuando surten su efecto. Me van a estallar los ojos de tanto mirar a una pantalla.


martes, abril 06, 2010

Celebración





Pongámonos los zapatos, la camisa listada,
el traje azul aunque ya brillen los codos,
pongámonos los fuegos de bengala y de
artificio,
pongámonos vino y cerveza entre el cuello
y los pies,
porque debidamente debemos celebrar
este número inmenso que costó tanto
tiempo,
tantos años y días en paquetes,
tantas horas, tantos millones de minutos,
vamos a celebrar esta inauguración.

Desembotellemos todas las alegrías
resguardadas
y busquemos alguna novia perdida
que acepte una festiva dentellada.
Hoy es. Hoy ha llegado. Pisamos el tapiz
del interrogativo milenio. El corazón, la
almendra
de la época creciente, la uva definitiva
irá depositándose en nosotros,
y será la verdad tan esperada.

Mientras tanto una hoja del follaje
acrecienta el comienzo de la edad:
rama por rama se cruzará el ramaje,
hoja por hoja subirán los días
y fruto a fruto llegará la paz:
el árbol de la dicha se prepara
desde la encarnizada raíz que sobrevive
buscando el agua, la verdad, la vida.

Hoy es hoy. Ha llegado este mañana
preparado por mucha oscuridad:
no sabemos si es claro todavía
este mundo recién inaugurado:
lo aclararemos, lo oscureceremos
hasta que sea dorado y quemado
como los granos duros del maíz:
a cada uno, a los recién nacidos,
a los sobrevivientes, a los ciegos,
a los mudos, a mancos y cojos,
para que vean y para que hablen,
para que sobrevivan y recorran,
para que agarren la futura fruta
del reino actual que dejamos abierto
tanto al explorador como a la reina,
tanto al interrogante cosmonauta
como al agricultor tradicional,
a las abejas que llegan ahora
para participar en la colmena
y sobre todo a los pueblos recientes,
a los pueblos crecientes desde ahora
con las nuevas banderas que nacieron
en cada gota de sangre o sudor.

Hoy es hoy y ayer se fue, no hay duda.

Hoy es también mañana, y yo me fui
con algún año frío que se fue,
se fue conmigo y me llevó aquel año.

De esto no cabe duda. Mi osamenta
consistió, a veces, en palabras duras
como huesos al aire y a la lluvia,
y pude celebrar lo que sucede
dejando en vez de canto o testimonio
un porfiado esqueleto de palabras.

Hoy es martes





A mar revuelto ganancia de pescadores. Tras la tormenta siempre llega la calma y la indiferencia. Aunque a priori pueda a parecer prácticamente imposible llega un momento en el que después de la catarsis ya te importa todo un bledo, y te da igual. Es curioso cómo en poco tiempo se metamorfosea en algo que ni te esperabas. Pensabas que el fin iba a traer trsiteza, sin embargo se la ha llevado. Es alucinante el poder de la mente y del corazón, también el de la indiferencia, que creees que no existe, pero un día se presenta para instalarse allí y plantar un árbol.

sábado, abril 03, 2010

Y yo apartadica me río de Janeiro y de los necios






Esta canción de Renato Carosone explica cómo se siente mi corazón a día de hoy. COmo en la canción está de fiesta interna. Más feliz que una perdiz, pensando en por qué fui tan tonta y no sacudí el mantel antes.



Y lo más gracioso es que al sacudirlo y haber visto con claridad las migas que soltaba el trozo de tela ni siquiera me ha dado pena desperdiciar esa comida.

se crede 'ca me faccio 'osangue amaro, se crede'ca 'mpazzisco e po' me sparo
chello lla' nun sape che piacere'ca me fa
me ne piglio nata cchiu' bello
e zitello restarra' chello lla'...

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