jueves, marzo 23, 2006

RECUERDO ATERRADOR DE INFANCIA #1


Hace muchos, muchos veranos, cuando mi abuela italiana (mi Nonna) todavía vivía recuerdo que fuimos a Nápoles a visitarla por vacaciones estivales. Mi abuela vivía en una antigua casa señorial (de los españoles que habitaron la Campania, casa muy parecida a las de la Calle Montcada de Bcn) que habían dividido en 4 pisos. Pero en aquel mometo sólo estaban habitados 2 de ellos; la casa donde vivían mi abuela y un tio mío y en otra donde lo hacían un mafioso de la Camorra con sus dos hijas solteronas ultrademacradas, devotas y vestidas de negro (era todo muy peliculero).

El mafioso, que no recuerdo cómo se llamaba siempe estaba metido en chanchullos y asuntos feos, de echo tuvo a un tío secuestrado en su casa durane 3 años y nadie se dio cuenta.... durante ese periodo fuimos a visitar a mi Nonna varias veces y nunca sospechamos que había un señor en el bloque amrdazado. Tras tres años lo liberó y descubrieron dónde había estado retenido porque las campanas de la iglesia de Cerola (el pueblo de mi madre) tienen un sonido muy peculiar y la casa está justo en frente de ella. Cuando se supo la noticia, pues la verdad, mi abuela no se sorprendió (como suele suceder con los vecinos de criminales entrevistados por un becario) dijo que de lo que se sorprendía es que no lo hubieran pillado antes por otros chanchullos y crímenes.

Ese verano, el mafiioso que vivía con sus hijas y a las que había maltratado desde su más tierna infancia murió. Sus hijas pasaron a ser plañideras 24 horas frecuencia modulada, no paraban de llorar desconsoladas y de gemir por el día y por la noche. Yo era muy pequeña y nunca había tenido la muerte tan cerca físicamente. Además como siempre estábamos viendo pelis d zombies d serie Z de los 70's (porque mi madre es fan del cine oscuro, de asesinos, zombies y psicopatas) pues pensaba que el mafioso se iba a levantar y me iba a reventar la cabeza tras lo que se comería mi cuerpo a cachitos mientras yo estaría viva todavía viéndolo todo. No dormí en varias noches. Las hijas se encerraron en casa y no dejaban que nadie entrara.
Tras varios días el párroco del pueblo fue a darle al mafioso la extremaunción con todas las marujas chafarderas de séquito detrás. Mi hermano y yo escuchamos como si 30 caballos subieran por las escaleras y voces que hablaban susurrando, así que con nuestra curiosidad infantil por montera abrimos la puerta para ver qué pasaba. El cura llamó al timbre de la casa y las hijas del Mafioso no querían abrir.... a las marujas de repente les crecieron los caninos, se les arrugó la nariz y empezaron a soltar impromperios varios a las hijas. Tras la puerta de la casa sólo había silencio. Al cura se le dibujaba una media sonrisa de satisfacción porque todas esas locas estaban de su parte y pensaba que las hijas sucumbirían por la presión a la que estaban sometidas, pero no fue así. De repente se abrió la puerta y aparecieron las hijas armadas con escobas, planchas y cuchillos a la caza y captura del cura-tocapelotas y las marujas-hijas de Satanás. Súitamente toda la chulería y el ensañamiento de los devotos y del cura desapareció y bajaron corriendo las escaleras.... si llegan a estar en una Olimpiada seguro qu batían un récord. Aquella experiencia fue aterradora para mí, yo tendría unos 6 años pero me acuerdo como si fuera ayer.
Me dió mucho miedo el mafioso-zombie, el cura-inquisidor con su séquito de esquizoides y me cayeron muy bien las hijas del mafioso porque por una vez se revelaron contra alguien que las oprimía, cosa que nunca antes habían echo en su vida cuando su padre abusaba de ellas.