martes, octubre 16, 2007

SE LLEVA LA PALMA

¿Y cómo no voy a estar enamorada? ¿Y cómo no poder sucumbir a una variante de la misma lengua que es tan dulce?¿Y cómo no me va a conquistar con un 'reina' al final de cada frase cuando a todas nos conquistan por la oreja aunque sabemos que todo lo que por ahí se oye es mentira?¿Y cómo no voy a caer en las redes de tu manera de hablar, tan dulce y suave y zas! de repente explosiva para a los segundos volverse a edulzar? ¿Y cómo no subir y bajar de ese sube-y-baja del mar a la montaña? ¿ Y cómo n caer rendida a tus pies con esa caricia que le regalas a mi barriga?

Es imposible, es como un amor fatal, una explosiva mezcla de contrastes que hace vibrar hasta a tu última célula y que además provoca esa excitación que produce endorfinas que no se puede comparar a otra cosa más que al atontamiento y bienestar idiota de cuando estás enamorada. Ya sabemos todos que los amores reñidos son los más queridos, y bueno, este es un poco así, pero sin pasar a discusión, sólo regañinas que se transforman y pasan a formar parte de una secuencia digna de cualquier película de Fellini. Yo te miro con esa cara de idiota que a veces no puede contigo y quiere salir nadadndo y otras quiere quedarse contigo.

Antes me había autoexiliado a otros lugares pensando en que me iba a sentir cómoda como en casa, pensaba que podría encontrar otro hogar fuera de mi sitio, pero nunca lo había sentido. Ahora creo que sí, porque antes no lo había sentido y ahora en cierto modo lo siento, siento pues eso, ese bienestar tan difícil que en vez de hacerme huír cagando leches me quede cinco minutos más y luego otros más...aunque a veces no me gustes y me queje y me entren síndromes raros que alguien inventó o que son simplemente expresiones coloquiales que suenan como a algo que ha sido probado científicamente.
Y te miro y me parece no tienes fin y te miro y me das vértigo porque también veo que tienes fin y que no tienes escapatoria a la inmensidad que te rodea, pero da igual, tú eres así.

Creo que desde que te ví aunque todavía siga haciéndolo, cada vez rujo menos, ya no estoy con las fauces abiertas y las garras a punto de saltar, la fierecilla ya está más mansa y hasta se deja tocar y querer, que no es poca cosa. Me empiezo a sentir a gusto, y me hace saltar todas las alarmas del miedo, pero no me apetece huír ni tirar nada por la borda para no tener la necesidad de huír y por contra 'invitar a marcharse disimuladamente' porque no tienes interés, te importa tan poco el otro que ni te esfuerzas en emprender la huída.