miércoles, noviembre 26, 2008

Corre, corre cartero.....



Algunas noches, muy de mes en mes escribo cartas sin destinatario. Las escribo, pongo letra por letra aquello que pienso que si no escribo sobre papel me acabará provocando una úlcera y cuando acabo de vomitar por la mano todo lo que rechazo pulverizo un poco de perfume en ellas. Doblo las hojas cuidadosamente para luego deslizarlas suavemente por dentro del sobre para que no se arruguen. Saco la lengua. Paseo la lengüeta del sobre por ella. Sabe amargo, a limón podrido. Le doy la vuelta al sobre una vez pegada la lengüeta, lo apoyo sobre la mesa o sobre la cama y cuidadosamente paso la mano por encima para cerrarlo bien. No tiene que quedar ninguna arruga, por eso lo acaricio una vez y dos y tres, hasta que el sobre queda perfecto.

Me gustaría que el sobre fuera de color, así sería más facil escribir el remitente, pero siempre me olvido de comprar sobres de colores y tengo que enfundar mis cartas en sobres que parecen hechos de cal. Cuando veo un sobre blanco impoluto sin una arruga no tengo coraje para escriir nada, es algo virgen y puro a lo que no le quiero robar la esencia, pienso que no tengo derecho a robarle nada, porque yo cuando cojo algo inevitablemente me voy, antes de saber respuestas no quedan de mí ni las huellas. Y escribiría si no tuviera decoro porque me sé tu dirección. Pero no me atrevo, en realidad no es por el sobre, es porque no me atrevo.
Me sé tu dirección de memoria y sabría ir incluso con los ojos cerrados, como si fuera una ciega que no necesita palo para llegar a tu casa. Me encantaría que exisitera una sustancia no adictiva que cambiara las cosas de color, que suavizara la percepción y que aplaudiera y abriera la puerta al autoengaño que no acaba desengañando- ese que no existe-. A veces esas mismas noches que pasan de mucho en mucho en las que escribo cartas me gustaría deslizarme por las calles con el sobre de la carta que te escribo pero que no tiene remitente ni destinatario aprisionado entre la falda y la cintura, como si fuera una carta secreta que nadie más puede abrir para acabar en tu portal. Cuando llegara miraría tras el cristal de la puerta como una contraespía de la guerra fría que intenta asegurarse de que nadie la ha seguido y de que nadie conoce su cometido. Dejaría en tu buzón alguna de las cartas, esa misma, la apretujada por la cintura de la falda, da igual de qué mes y da igual de qué año. Aunque pensándolo bien sería mejor que la pasara por debajo de la puerta de tu casa, pues es parecido a la idea de matar con un puñal o matar con una escopeta. Matar con una escopeta es algo impersonal, matar con un puñal implica una relación personal entre el asesino y la víctima: hay una relación más ínitima y estrecha.... el acercamiento físico del criminal a la vícitima generalmente responde a una cercanía real y emocional, aunque no sea ésta última muy positiva. Te tendría que deslizar la carta bajo la puerta de tu casa- querría decir que me importas más porque he estado más cerca de tí, y por consiguiente de la posibilidad de que me pilles con las manos en la masa- pero no me atrevería y la dejaría en el buzón. No me atrevería por no darte explicacinoes como que en mi corazón no haya guardada con una indicación que lleva tu nombre una parcela más o menos grande y me dé vergüenza que lo descubras, porque desgraciadamente es así. Entre otras cosas de eso escribo en mis cartas: soy incapaz de amar.

Luego me iría.


Siempre me voy, aunque sepa que sólo estás a cinco paradas de mi casa sin hacer trasbordo, sin cambiar de línea. En la línea verde (esperanza, vaya ironía). Me gustaría ir con mi carta, ser yo la carta, pero dudo que la supieras interpretar ni que yo me supiera explicar. De eso de lo que hace tiempo hablabas que tiene que ser un feedback yo no puedo dar. Los sobres de colores son mejores para escribir remitente y ojalá existiera esa panacea que cambia los colores y los sabores para olvidarme de aquel día en el que te dije cegada por el fuego de la rabia que para mí eras como la puta del pueblo en el pajar, esa a la que todo el mundo suelta los ligueros y le baja las bragas. En parte era un poquitín verdad. Hay cosas que me cuesta explicar. Da pena escribir destinatario en los sobres blancos que has cerrado con tanto cuidado.

Escribo y escribo cartas con sobres en los que no pone nada y sin embargo, no sé por qué siempre espero una respuesta que nunca llega. Es como si fuera una de esas casamenteras de años de guerra que espera una carta de su prometido que está en el frente, pero yo sé que no viene ni del frente ni del lado, que no viene, que no ha venido ni que vendrá... pero psssss es mi secreto.

Espero respuestas, pienso en respuestas, quiero recibir las respuestas cazadas del aire, del mismo al que yo lanzo preguntas para las que nunca hallo nada, porque no sé por dónde empezar a investigar y me gustaría que me facilitaras las respuestas. Porque soy egoísta y a medida que se me ha ido apagando el espíritu me he transformado en una vaga y quiero revolverme entre las sábanas mientras vas a atrapar todo lo que anhelo con el cazamariposas. Y entonces yo sería la cazadora cazada, pero el guante ya está echado. Pienso que no es que no tenga capacidad para amar, es que je n'ai pas des forces pour aimer... y pido un esfuerzo que sé que no tengo derecho a pedir... eso igual también lo escribí en una carta, je ne me souviens pas.


Algún día llegarán las respuestas, pero me canso de esperar. Siento como si tus cartas se me devolvieran como la más amarga indiferencia en forma de puños que salen de paquetes de mensajería. Me gustaría que me enviaras un sobre con algo dentro que no me hiciera sentir frío, que rompiera la escarcha que escala día a día por las paredes y los cristales de las ventanas de mi casa y que poco a poco se van convirtiendo en los muros de una prisión de hielo. Aunque me pegue el calefactor a la nariz en las noches de invierno nunca consigo quitarme de encima ese frío que me hiela. Porque me hiela no tener respuestas. Y no te pido respuestas de amor. Esas no son las que me hacen sentir frío. No quiero que me des respuestas de amor, no quiero palabras de amor, de esas que dicen en los culebrones, que con eso ya hay suficiente, je ne crois pas en ça, no quiero nada, pero quiero algo de tí. Guardo la infantil esperanza de que me sirvas por un momento de manta para abrigarme y volver a sentir el calor un ratito. No me llegan cartas. Me hablas pero no me escribes, y yo quiero cartas.

Espero que alguna noche de esas en que no pueda dormir y fantaseo con esa sustancia que espero que alguien invente que hace que todo cambie me llegase una carta sin remitente que oliera a tí y que me dijera que mirase por la ventana, y al mirar no ver nada más que el sonido de los ronroneos. Porque hay lenguas que suenan como ronroneos, y la tuya, glutural, ronronea y maúlla grgrgrgrgr... Tú maúllarías, petit chat châtain. Esa noche bajaría por la hiedra y saltaría sobre la hierba. Saldríamos corriendo acompañados por el viruji de la noche a hacer rebotar piedras al río, a afilarnos las uñas en las cortezas de los árboles, a descubrir cuevas inexploradas en lo alto de la montaña y a juguetear con un ratón muerto. Nos perderíamos por la montaña saltando entre árboles, tejiendo asustados sueños, pero con la tranquilidad que da perderse y sobrepasar el miedo con un compañero con el que el miedo provoca risa y que te ronronea.



Foto de Nan Goldin


Y sigo escribiendo cartas que no llegan a ningún destino mientras fantaseo con que un día exista algo que conduzca a un coma emocional voluntario. Y sigo abriendo la puerta al cartero que sólo me trae cartas con facturas dentro. Fantaseando en que pronto inventen esa sustancia porque ultimamente pienso que será más fácil que la inventen que que me llegue una carta remitida a mi nombre que al abrirse provoque el incicio del deshielo.




martes, octubre 07, 2008

Aparición marr(i)ana




Ayer en una pared de mi habitación me dí cuenta de que ha habido una aparición marrana, o mariana, yo ya no sé qué es.

Espero que no sea un mal fario eso de que esté contenta y feliz de escupir ( la pared, digo la pared, de escupir la humedad en formas faloides).

Enviaré un correo a Cuarto Milenio

viernes, agosto 15, 2008

La llamada



Estatua de cera de la reina Elisabeth I de Inglaterra en el Museo Madame Tussauds de Londres.


Después de que me llamaras me he puesto a mirar fotos de entonces. Al mirar esas escenas congeladas en el tiempo me he transportado a esos momentos. Es como si me hubiera colado en un holograma y hubiera podido respirar que tiene vida cuando pensabas que era algo inerte. Al entrar en cada instantánea he podido oler y sentir ese momento, sentir esas cosas que ya no me acuerdo ni de cómo son ni de cómo saben ni de cómo huelen. Parece que en mucho tiempo el hielo ha congelado hasta el último mueble de la habitación, el hielo hace parecer todo más escaso, como con más espacio, espacio en el que te sientes bien porque no te agobias pero en el que ni crece ni hay nada. Ya no te quiero, no es eso, ni siquiera me ha dado un latidito de más el corazón, esa llama está apagada y no volverá a encenderse, la mecha está húmeda, quizás de las lágrimas que me tragué y no salieron por los ojos, quién sabe. Me he vuelto a sentir un poquito más humana, últimamente pienso en cosas básicas y sin magia, en cosas prácticas como en el trabajo, en ir al supermercado, en el trabajo, en ir el domingo al rastro, en el trabajo, en el trabajo. El trabajo me gusta y me hace ilusión, pero ahora más que nunca cuando tengo ilusión por el trabajo, cuando por fin creo que estoy empezando a hacer lo que me gusta y voy encaminada a lo que quiero ser es cuando todo ese brillo que tenía deja de relucir, porque no tengo con quien compartir mi ascenso, supuestamente ascenso por la escalera por la que quería subir. Y no me faltas tú, no es eso, noto un vacío, que desde luego no eres tú quien lo tiene que rellenar, eso lo sé desde hace muchos años. Pero tú me conoces muy bien, más de lo que en aquel entonces pensaba, y me gustaría que alguien rellenara ese hueco, pero sin ser esa persona tú, porque a tí no te quiero y contigo la ilusión está muerta y enterrada. Ahora que encontrado lo que buscaba cuando estaba contigo, que no tenía nada que ver contigo me hace ver que necesito ese espacio que ocupaba tu figura, el espacio de la figura, no de la persona en sí. En realidad pasé años de horma en horma sin zapato adecuado. Ahora que los barcos empiezan a llegar a puerto necesito volver a sentir lo que sentía en esas fotos. Volver a sentir que no es mi boca la que sonríe, sino mi alma. Y viendo esas fotos me he dado cuenta de que aunque pensaba que mi corazón estaba helado, aunque frío sigue latiendo débilmente, pero eso a fin de cuentas significa algún resto de vida. Sólo hay que acabar de curarlo para que vuelva a latir bien. Reposo, convalecencia y alta médica. Y ahora que mi corazón está estirado en la cama del hospital se imagina ansioso el día que le den el alta para volver a latir por ahí. Aún no puede ser, aunque fastidie tener que reposar es lo conveniente para sanar bien las heridas y optimizar la vida a posteriori. Hay que tener paciencia, eso he aprendido con los años, paciencia, por mucho que arda el fuego.

Y aquí estoy mirando viejas fotos, como una jonqui en fase de cura con metadona esperando el día en el que salga a la calle sin la paranoia de controlar quien puede ser camello por donde te cruces por si te viene el miedo y tienes que salir huyendo con una dosis para metértela en el primer lavabo de bar que te encuentres. Alivios momentáneos en paraísos artificiales, mierda de vida.





El conde de Essex


Y se han acabado las fotos, ya las he visto todas, no te echo de menos cariño, y no te quiero. Pero sin embargo quiero. Jaja, me parece gracioso. Hace tiempo que no me había escuchado decir que quería a alguien, y es verdad, no estoy enamorada, pero bueno, lo importante es empezar por algún lado. No me di cuenta cuando empezaba a gustarme porque estaba por otros menesteres, le empecé a querer, y tampoco. Sólo me he dado cuenta de que le quiero esta tarde cuando necesitaba contarle una cosa en referencia a mi trabajo tan importante, tan importante, que la tenía que comentar con él el primero porque es la primera persona que quiero que sepa la noticia, me hace ilusión, y por eso me he dado cuenta de que para mí es muy importante y de que le quiero más de lo que pensaba.

Y fíjate, qué curioso, me acuerdo de aquella tarde en la que la crisis empezó a tejerse sobre nuestras cabezas cuando me dijiste que me odiabas, que tras esas cara y esa dulzura de ángel se escondía una sádica vampira. En aquel entonces tú no entendías nada, vale, yo tampoco. Pero ahora no pasa nada, eso es agua pasada. Lo importante es que sigo teniendo capacidad para amar, y te aseguro que era algo que veía muuuuuuy remoto. Y encima la he cagado, sí, Víctor, la he cagado. Pero dicen que con paciencia si las cosas tienen que ser acabarán siendo. Así que una vez más tendré que tener paciencia, pero esta vez afortunadamente por algo que me da ilusión y me hace arder el corazón, quiero a una persona.


Carta de la reina Elisabeth I de Inglaterra a un ex-amante.

martes, julio 01, 2008

Lola

Mi compañera de piso y yo vivimos en todo el ámplio sentido de la palabra de crear personajes.
Ella a partir de las ideas que saca de un guión para dibujar a su personaje y yo de la gente que encuentro para escribirlas en un guión o papel. Como veis todo son vasos comunicantes, pero bueno, no me voy a poner a hablar de esto porque me da como para que os quedeis sin córneas ( los que aguantaseis hasta el final).

Bien, pues en resumidas cuentas las dos construímos personajes, y también las dos necesitamos estímulos después de racionalizarlos y pensarlos para que se nos fijen a la piel a una ( ella) y a las manos la otra ( yo) para que vuelen y se acaben de formar ellos. Es así, después de concentrarte te tienes que relajar con un estímulo, que casi siempre son sensoriales, bueno, siempre.


A ella le estimulan los perfumes y a mí la música. A ella le entran los personajes por la nariz y a mí por la oreja. Ella tiene un olor, una fragancia o una colonia para cada personaje y mientras trabaja ese sólo utiliza ese perfume. A mí me estimula una única canción para cada personaje, y sólo una. Cuando estoy construyendo un personaje me gusta siempre escuchar, 2000000 millones de veces la misma canción porque al final la canción se hace personaje y el personaje se hace canción.

La semana que viene empiezo a hacer monologuitos, o la otra, ahora no me acuerdo. Y tengo que volver a pensar en el personaje de 'Lola', que no lo saco a pasear desde hace mucho, aunque escriba con su nombre 'Lola' en realidad la 'Lola' que mola es la 'Lola' en vivo y en directo, la de mucha carne y poco hueso. Pues como hace mucho que no hago a 'Lola' y hoy he sentado el culo en la silla para pensar en su monólogo sin pensar en las otras 250 cosas en las que tengo que pensar me he quedado parada, sin saber qué escribir, sin pillar su tono.

Entonces se me ha encendido la bombilla, he puesto el Dios todopoderoso Youtube y estaba allí. No hacía falta cintas que me dejé en Barcelona, podía acceder a la canción gracias al youtube. Podía escuchar la canción que utilizaba para construír y modelar a Lola a su antojo, siempre con su consentimiento ;). La canción es esta:






La he puesto, Lola me ha 'invadido' y he podido construír lo que quería.



:)

lunes, abril 14, 2008

Nuestros paraísos artificiales




Mi querida amiga:

El sentido común nos dice que las cosas de la tierra existen sólo escasamente, y que la verdadera realidad está únicamente en los sueños. Para digerir tanto la felicidad natural cuanto la artificial, es ante todo necesario tener el valor de tragarla; y quienes quizá fuesen merecedores de la felicidad son justamente aquellos a quienes la felicidad, tal como la conciben los mortales, les ha hecho siempre el efecto de un vómito.





A los espíritus simpes les parecerá singular, y hasta impertinente, que un cuadro de placeres artificiales esté dedicado a una mujer, la fuente más común de placeres naturales. Sin embargo, es evidente que, de la misma forma que el mundo natural penetra en el espiritual, le sirve de alimento y concurre, así a producir esa indefinible amalgama que denominamos nuestra individualidad, la mujer es el ser que poryecta la mayor sombra o la mayor luz a nuestros sueños. La mujer es fatalmente sugestiva; vive una vida distinta de la suya propia; vive espiritualmente en las imaginaciones que trata y a las que fecunda.

Por lo demás muy poco importa que se comprenda el motivo de esta dedicatoria. ¿Es siquiera claramente necesario, para la satisfacción de un autor, que un libro cualquiera sea comprendido, excepto por aquel o por aquella para quien ha sido compuesto? Finalmente, por decirlo todo, ¿Es indispensable que haya sido escrito para alguien?





En cuanto a mí, no tengo tan escaso gusto por el mundo viviente, que a semejanza de esas mujeres sensibles y ociosas, las cuales, según se dice, envían por correo sus confidencias a amigas imaginarias, de buena gana escribiría sólo para los muertos.

Pero no es una muerta a quien dedico este libro, es a alguien que, aunque enferma, vive y atúa siempre en mí, y que ahora dirige eventualmente su mirada hacia el cielo, lugar de todas las transfiguraciones. Porque el ser humano goza del privilegio de poder obtener sus placeres nuevos y sutiles hasta del dolor, la catástrofe y la fatalidad, al igual que de una terrible droga.

En este cuadro verás un paseante sombrío y solitario, sumido en el cambiante oleaje de las multitudes y que envía su pensamiento y su corazón a una lejana Electra que antaño enjugaba su frente bañada de sudor y refrescaba sus labios apergaminados por la fiebre; adivinarás la gratitud de otro Orestes cuyas pesadillas has vigilado a menudo y cuyos espantosos sueños disipabas con mano ligera y maternal.


Dedicatoria de Baudelaire a J.G.F en 'Los paraísos artificiales'.


Ahora pongo un microrelato mío que ni por asomo se acerca a Baudelaire, uno de los hombres de mi vida, pero que también empieza y acaba en sueños.

LADRÓN DE SUEÑOS

Desde hace varios meses cada noche me robas mis sueños. Los días son míos, pero las noches me son robadas, me las robas tú, aunque claro, no te puedo denunciar en ninguna comisaría porque me los robas en otros mundos a los que la policía no tiene acceso, a los que irrumpes con tu desdeñosa irreverencia cuando se abren unos vaporosos entelados tras los que existen unicornios que cabalgan por desiertos y suelos de azulejos blancos y negros por los que se arrastran madejas de lana. Allí, en esa tierra de nadie y patria propia lucho porque devuelvas lo que es mío, mis sueños.



Ya no estás; ni te veo, ni te oigo, ni te hablo, ni te huelo ni te saboreo, pero cierro los ojos cuando estoy despierta y todo vuelve a mis sentidos y los recuerdos se transfiguran en una imagen que sólo se vuelve a reestructurar como un holograma en el negro de los párpados, entonces todo se vuelve tan real que a veces me siento tentada a extender los brazos para luego saber que sólo voy a rodear aire, porque sólo queda vacío, aire que rellena un hueco en el que no hay nada.

Abro los ojos, todo el tiempo en el que sueño despierta y pienso que muy probablemente fue lo mejor que podría haber pasado, que mejor dejar las cosas así, que me conviene más no revolver el lodo del pozo que quedó sellado con su agua insalubre bien encenrradita ahí dentro, donde no hay nada más que bichitos que bucean en ella.




Vuelvo a abrir los ojos a una realidad que me asusta y en la que me siento totalmente desprotegida y desamparada de la mano de Dios y vuelvo a pensar que mejor así, que no se puede vivir en una pesadilla, que la cocaína no puede ser un vértice de un triángulo, y que mejor eso, quedarme aquí sola sin ser parte de ningún dúo y mucho menos de un trío, que aunque pese y duela la soledad se supone que es en algunos momentos un estado transitorio. Es muy difícil convivir con tu enemiga, con la que entra como un juego y una aliada de paraísos que van más allá, de autoestimas que se inflan, de delirios de grandeza e ínfulas desmedidas que te acercan de una manera distorsionada a ser una especie de Dios caído. Es muy dificil ver que ella allí tan blanca, tan cara, tan buscada y apreciada te fuera robando, mierda de coca. Yo no aguantaba más, no me gustaba ser jugadora de segunda división, y menos ver cómo iba cayendo en la clasificación para preveer que algún día acabaría en cualquier liga regional. Sentía el peso de aquellos gramos encima de mi cabeza como si fueran rocas que pesaran quintales.

Y no te aguanté, nunca tuve que aguantarte, lo más curioso es que no te aguanté como todos entienden el concepto de aguantar, y a pesar de todo no soportaba la idea de lo que podía pasar en un futuro, porque no tuve que tener paciencia contigo ni ser comprensiva, nunca lo fui. Fue algo extraño, como un sueño que se conviritió en pesadilla y que nunca se vivió en vigilia. Y aquí estoy, a las cuatro de la mañana hablando delante del espejo del tocador porque soy incapaz de dormir y porque tengo que hablar, y no tengo a nadie a quien llamar a estas horas y contarle cómo me siento y qué es lo que me pasa, porque no es que me sienta sola, es que estoy sola. No me quedan tranquilizantes en el cajón de la mesilla y siento que en cualquier momento la cabeza me va a estallar y cuando estalle saldrán volando todas las historias tejidas en sueños que pueblan mi cabeza.

Y confieso a mi reflejo en el espejo imaginando que esa cara no es la mía, sino la tuya, que simplemente y de repente te has colado en mis sueños y de ahí no te vas. Durante el día desapareces, pero al caer la manta encima de mi cuerpo y cerrar las dos ventanas que se supone que me muestran la realidad, ahí a los pocos segundos apareces tú. Unas veces rodeado de plantas, otras como capitán pirata, otro como enamorado de serial de televisión, otro como ogro malvado y así hasta interpretar un sinfín de papeles que durante estos meses van cambiando noche a noche. Al acostarme no sé qué película veré esa noche en mis sueños, lo que siempre tengo claro de un tiempo a esta noche es que tú estarás ahí.

Cada noche se repite algo en mis sueños, es un loop que cada día tiene un matiz diferente, siempre hay variables, pero siempre permanece esa constante que aunque se disfrace aparece y reaparece.

Definitivamente soñar contigo no me gusta, pero me place. Aunque sólo sea en sueños me gusta que estés por aquí y como una obelisca entregada en cuerpo y alma a los placeres del sultán cada noche dejo mis sueños a tu merced, te los regalo, por las noches te entrego mi cabeza sobre una bandeja de plata para que juegues al fútbol con ella.

Y sueño, alguna que otra vez, pero eso sí, ya despierta, que aunque sé que te niegas a admitir muchas cosas que luego tus ojos contradicen me dijeras que en realidad lo que quieres no es robarme mis sueños, sino ofrendarme tus días y desde luego me gustaría que me confieses eso que ya sé desde hace meses, que yo también soy la que te roba los sueños.

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Los sueños son ese territorio vecino a la imaginación que nos liberan de monstruos y fantasmas. También la literatura y el arte que nos ayudan a exortizar cosas que de otra manera nos conducirían a la locura. La locura es otro terreno que no está tan alejado como pensamos de la cordura. Muchas veces incluso los confundimos, porque vivimos en el sueño de la apariencia que no es más que la peor de las pesadillas. El no poder ir más allá, es lo que convierte todo en una pesadilla.

jueves, febrero 28, 2008

Colección primavera-verano 2008

Estos son los tres dibujitos que hice ayer por la noche mientras de fondo se escuchaba 'Anatomía de Grey' y luego 'Hormigas blancas'. Que a mí Camilo Sesto me gusta mucho, pero ayer estaba tan cansada mentalmente que no presté mucha atención al programa. Me puse a dibujar porque dibujar me relaja y aquí os dejo la pequeña hornada de ayer, que si quereis ver más grande sólo teneis que pinchar encima de cada foto.





¿Dónde está mi cordura?


¿Cuál es esa pequeña línea que separa la cordura de la locura?





Hazme la castidad


Una mujer no sólo tiene que ser sexualmente libre, sino que la libertad tiene que ser plena, yo a veces siento que mi libertad en mi contexto está coartada como mujer, a parte de que tengo demostrar con mucha más insistencia que mis cualidades como trabajadora del audiovisual, un mundo de hombres por excelencia, son igual o más buenas que las de mis compañeros hombres. Como mujer tengo que hacer sobreexfuerzos 'demostrativos' ( que encima me la sudan, porque no soy competitiva aunque sí ambiciosa) que sólo me llevan a cansarme más.





Yonqui del amor

Hay muchas clases de adictos, con adicciones de todo tipo. Creo que una de las adicciones más interesantes y que más martirizan a la humanidad es la adicción o la dependencia del amor romántico. Es cruel y nociva como las otras adicciones, sin embargo está bien vista socialmente y cantada por músicos y alabada por poetas. Una vez más los prejuicios humanos hacen mis delicias...

lunes, febrero 25, 2008

Vuelvo a pintarrujear

Vuelvo a dibujar, con pilots, pero vuelvo a dibujar. Dentro de poco mi compañera de piso traerá caballetes y entonces ya podremos plasmar un poquito mejor lo que pasa por la cabeza y no se puede exortizar ni con la escritura, ni con el vídeo, ni con nada más que la pintura. La cabra tira al monte, al prado, al patio y al supermercado dependiendo del momento.





Esto es un bocetillo que hice ayerpor la noche deprisa y corriendo cuando estaba más aburrida que una ostra. ( si lo quieres ver más grande pincha en la foto)










Y esto es de regalo, para él, para ella, para todos... para tí.

jueves, febrero 14, 2008

¿Qué será de mí?



El pasado siempre vuelve a mí y siempre está presente de la misma manera que el mismo presente o el futuro que proyecto en ideas y anhelos.

Me gustaría que mi futuro fuera de una manera determinada, lo tengo dibujadito en mi cerebro, pero de lo que yo quiero a lo que sea puede haber un abismo. No sé qué pasará, la incertidumbre tampoco me atemoriza, bueno, alguna que otra noche sí, pero luego esa sensación de horror pasa y no sé por qué. Pienso a veces que a lo mejor soy demasiado confiada, poco realista, soñadora, pero de momento poco a poco hasta ahora -no sin dificultad- he ido arañando la pared para llegar hasta el terrado donde está lo que quiero hacer, y sé que llegaré, quizás no tan pronto como quisiera pero llegaré.

No sé qué será en realidad de moi, porque nunca se sabe, una mujer es ella misma y sus circunstancias; y mis circunstancias no siempre han sido como hubiera querido que fueran, pero bueno, en peores plazas hemos toreao... Mi suerte o mi desgracia es tener un carácter muy fuerte y tener un par de ovarios bien puestos, pero a veces eso no es suficiente, y créanme, no lo es. Pienso que es básico creer en las propias cualidades, pero eso cuesta mucho, que me lo digan a mí, la que aparentemente es la 'reina del ego'. Afortunadamente llega un día en que empiezas a creer en tí y en tus posibilidades ( no vale sobredimensionarse) y es cuando te viene como una especie de embriaguez arrebatadora que te lanza a buscar qué es aquello que realmente quieres porque ya has perdido mucho tiempo.







Llega ese día, te enfundas la armadura y sales cual Elisabeth I a luchar contra todo para conseguir tu victoria y te das cuenta que sólo es eso o no es eso. Te das cuenta en el momento en el que más buscas tu destino de que parte importante de tu futuro es quien hubo en tu pasado ( que afortunadamente están en el presente y que estén también en el futuro).

Familia, os quiero mucho!!

lunes, febrero 11, 2008

Lejos






Hay un agujero en el estómago que duele por momentos. Durante el día duele, pero casi no se nota porque con los quehaceres una está con la cabeza en otros sitios y así parece que no hay nada, pero hay. En cualquier momento puede volver a doler y cuando cae la noche el dolor es tan agudo que sólo se puede sentir eso. Yo sé que mi estómago está lejos y aunque coma no me alimento, eso es lo que me pasa, que como y no me alimento, y así me voy secando, porque necesito vitaminas, minerales, proteínas, hidratos de carbono, azúcares, pero mi estómago no está conmigo. Mi estómago está lejos rodeado por agua. Mi estómago no sé si se acuerda de que es mi estómago y mientras tanto va comiendo sólo para sobrevivir, no para disfrutar del banquete y así andamos mi estómago y yo. Y no sé cuánto tiempo más ha de pasar hasta que me pueda alimentar y mi estómago pueda saborear todo lo que cae por mi esófago y que no llega a ninguna parte. Y pasa el tiempo y a veces me da igual, y a veces no, y a veces me parece que mejor que sea así y a veces me desespero porque quizás cometo ese 'error' que es que espero. Pero tampoco hay nada mejor que hacer, además esas comilonas que me metía cuando tenía estómago son difíciles de olvidar. Me trasplantaron un estómago de cerdo pero no es lo mismo, me faltaba ese algo, esa electricidad que con mi estómago cada vez que me alimentaba sentía y todavía, aunque con un agujero creo que siento.