jueves, diciembre 15, 2011

Misma mierda, diferente olor




Louise Mary Alcott escribió en sus novelas sobre algo que podríamos traducir como "la locura del estado de ánimo", que no es más que la depresión conectada con la batalla que supone equilibrar la creatividad artística con la vida doméstica. Desde una perspectiva de género la locura en la literatura con mucha frecuencia tiene que ver con esa idea de desequilibrio entre la energía que se utiliza para los quehaceres atribuidos a la mujer, como el cuidado de la casa y de los hijos y la poca o nula capacidad para poder dedicarse a la creación artística. En algunas ocasiones la locura es sinónimo de escape y liberación para las mujeres. Para Sandra Gilbert y Susan Gubar, dos señoras que podrían ser consideradas por mucha gente como "quemasujetadores" por pura ignorancia o insensato desdén, la frecuencia con la que las mujeres han escrito sobre la locura es uno de los síntomas más relevantes sobre sus ansias de liberación y su consecuente sentimiento de opresión. Elaine Showalter acuña el término de "la enfermedad femenina", es decir la locura, para qué andarnos con chiquitas, una locura que no es más que el precio que tienen que pagar las mujeres artistas para poder ejecritar su creatividad en una cultura dominada por la masculinidad. Ahora bien, según las feministas de la Tercera Ola esto no son más que disertaciones victimistas. Según ellas las mujeres pueden conseguir lo que quieran porque lo valen, tal como reza el archiconocido spot de L'Oreal que decía que lo valíamos y chimpún. Bueno, quizás eso lo decían porque las señoras feministas de la tercera ola surfearon sobre su tabla hasta los años 90, y recordemos que en su mayor parte las feministas de la Tercera Ola eran norteamericanas de clase media-alta en plena efervescencia yuppie-chupi-todas podemos ser como Melanie Griffith en la peli aquella cuyo nombre no recuerdo ahora. Ahora parece ser que están bastante calladitas, toda una pena, teniendo voz y medios para ser escuchadas se han dado un punto en la boca. Las circunstancias desde aquellos maravillosos años han cambiado. El enemigo ya no es solamente, en los países occidentales, y en depende en qué contextos artísticos, una cultura cimentada en el paternalismo hacia la mujer, su cosificación y el patriarcado como religión. Que lo es también. El problema es que ahora la sociedad es mucho más compleja, el género se ha diluído en algún lugar de un gran país... pero las dinámicas, ojo, las dinámicas siguen, aunque han transmutado porque son muy listas, se han disfrazado detrás de una capa y de una máscara y se mueven a sus anchas por este carnaval en el que se ha convertido Occidente. No viene a cuento, pero llegados a este punto recordaré que después del carnaval llega la cuaresma, tiempo de austeridad, recogimiento, introspección, ayuno y ausencia de las alegrías que nos proporcionó tan colorida masquerade.

Volviendo a lo que iba, pocas mujeres son las que pueden desarrollar una carrera artística/literaria/etc. en condiciones, y con esto no me refiero a que esas carreras puedan ser llevadas tal y como la artista quiere (falacia de cuento de hadas) ni tampoco que puedan ser más o menos coherentes, a lo que me refiero es que si una mujer quiere quiere vivir gracias a su creatividad y no tiene detrás un amante viejo que la mantenga o una herencia de una tía abuela multimillonaria desconocida que con muy buena voluntad se ha convertido en su heroína y salvadora dejándoselo todo (afortunada seas entre todas las mujeres, Amén) poco tienes que rascar. El tema es que ahora los varones también se han subido a este carro que nos conduce por un desierto cuyo final parece que nunca llegará. Ahora ni los propios varones pueden desarrollar su voz artística plenamente, ni de costado, ni por asomo, ni por casualidad, si quieren ganarse las castañas. Pero es que ha llegado el punto en el que no pueden ni ganarse las castañas, como dato, sólo diré que talentosos compañeros guionistas varones están desperdiciando su materia gris sentaditos en el sofá de casa porque no pueden ejercitar su oficio/arte/dígalo como usted quiera. Pero no voy a reducir, siempre se trata de ampliar, y ampliaremos, vaya que si ampliaremos, ampliaremos el campo de batalla y volveré a hablar del género masculino y su situación actual. Muchos hombres no saben dónde están, qué hacer, están perdidos, están desorientados, no saben si subir, bajar, izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un dos, tres. Sus esquemas mentales se han derrumbado, sus jerarquías se han dinamitado, el sistema sobre el que se montaba la estructura de su percepción del mundo se ha inmolado. Mira tú qué bien, más perdidos que un pulpo en un garage. Ya no pueden dar por sentado absolutamente nada de lo que se formaba el antiguo orden que, instalado como una garrapata en su cerebro, les reportaba cierta seguridad. Tampoco pueden hacer ciertas cosas que antes estaban dadas por sentadas, al menos por ellos, como era el hecho de ganarse el pan y tener una cierta estabilidad, al menos vital. Nunca les dió miedo la inestabilidad, porque la vida decía que el movimiento siempre crea una inercia que lo estabilizará todo. Ya no hay nada claro, todo está convulso, como las aguas de un río contaminado movidas por una zodiac de protección civil buscando el cadáver de una adolescente asesinada. Ya no está claro que mañana puedas tener un cacho de pan para llevarte a la boca porque la letra de la hipoteca o el alquiler se te lleva el 90% de tu sueldo y la tienes que pagar. Da vértigo. Mucho vértigo, sobre todo para quien hasta que no ha tenido los cojones negros, es decir, que ya tiene cierta edad, no ha experimentado ese sentimiento con anterioridad. Y alguno de esos varones se repite una y otra vez - ahora que no tienes trabajo, ojo no pierdas la vivienda, porque eso sí que será el principio del fin-, y además con razón.

Trabajos temporales, trabajos sin ningún tipo de seguridad, trabajadores que son como camisetas del Zara, de usar y tirar. Es una pena que el talento sea un bien que se usa y se tira como un pañal para la incontinencia, que sea un bien escaso que se pueda desperdiciar tan facilmente...
Este liberalismo absurdo que se atreve a dar golpes de estado (Italia y Grecia son buenos ejemplos de ello) está sumiendo a muchos hombres en una tristeza/locura que hasta hace relativamente poco era sólo patrimonio de las mujeres. Unas mujeres histriónicas a las que se las consideraba locas, locas de atar, a las que en gabinetes psicológicos/psiquiátricos se las sometía a duros y por otro lado cuestionables tratamientos como las descargas eléctricas, alias "electroshocks" o la violación mediante una especie de máquina-vibrador a la que irónicamente se le hacía enchufar al padre o al hermano, o al marido o al varón de turno que estuviera al mando de la vida de esa mujer. Ahora que a los varones también se les somete a torturas similares, se les corta las alas, se les recortan los derechos, se sienten como mujeres que querían escribir o ser pintoras, o ser directoras de cine en los años 50. Mujeres que solas no podían volar, y que atadas a un marido que las mantenía, en la mayoría de los casos, tampoco podían volar. Porque como bien decía Virginia Wolf toda mujer debe tener un cuarto propio y un montoncito de parné, y esto no parece estar siendo la norma.

¿Qué va a pasar?. Ahora que podéis entendernos más y que estáis experimentando la "female malady" de la que hablaba Elaine Showalter, ¿Qué pensáis?. Señoras de la Cuarta Ola, empiecen a publicar cosas ya, empiecen a dar mucha caña, empiecen a cuestionar. Señores, ustedees también. Señoras de la Tercera Ola, vuelvo a ustedes, no puede ser que ahora estén tan calladas porque aunque en boca cerrada no entran moscas por el ojete pueden entrar metafóricos cimbeles como melones y les recuerdo que no tenemos lubricante para tanto culo. Yo a estas horas de la madrugada y después de un día de mierda que parece no acabar nunca escribo fatal. Además soy una amargada descreída que ha perdido la constancia para hacer cosas que le reporten ilusión, si, sólo soy constante si me pagan. Y lo soy mucho, una workaholic a la que le gusta pagar sus facturas. Y ahora que está complicado y tengo poco tiempo y muchas facturas tengo que invertir más que nunca mi tiempo en trabajar. Cuando hay trabajo hay que darle mucho al callo, y cuando no hay "faena" tengo que invertir la mayor parte del tiempo en buscar trabajo, súmale a esto que mi poco tiempo libre está destinado a estudiar como una perraca para así poder tener más opciones de futuro. Siempre buscando opciones de futuro, cuando la mayor parte del tiempo me cuestiono si es que habrá un futuro y si será como quisiera que fuera, porque por más que me empeñe en recorrer el camino que teóricamente se supone que me conducirá a ese "El Dorado" del mañana que se supone que es un futuro mejor todavía lo cuestiono más.

Pero volviendo a lo del blog, dudo que si pongo en marcha el blog tenga continuidad, porque me supondría un esfuerzo para el que probablemente, o mejor dicho, seguro que no tengo ni fuerzas ni tiempo, pero para el que sí que tengo mucha ira contenida. Dicen que la ira es un motor muy potente, así que estoy sopesando la idea de escribir un blog un poco más sesudo que los blogs que tengo esparcidos en el ciberespacio donde las gilipolleces campan a sus anchas. ¿Vamos a intentarlo? A ver para qué me da el cabreo.

Buenas noches, que es muy tarde y mañana me espera otro día de no-vida.

lunes, mayo 02, 2011

La señora mayor




Me paso las noches leyendo libros con la televisión encendida de fondo. Así me siento un poco más acompañada. Desde que Pepe se murió ya no tengo nada que hacer. Ansiaba llegar a la jubilación. Aquel cumpleaños suyo fue un estallido de alegría; sólo hacía que pensar en los viajes que haríamos, en las actividades que realizaría... en todo aquello que por fin podría coronar tras años de ilusiones frustradas. El primer mes lo cogió con mucho ímpetu, se apuntó al gimnasio, empezó a ir a jugar a la partida, iba a buscar a los niños al colegio, pretendía hacerme el amor. Por fin veía radiante a un hombre que había sido Battelby el escribiente versión portería. Sin embargo poco duró. De repente se empezó a marchitar. No le apetecía hacer nada, todo le aburría... no tenía ninguna motivación para nada, menos mal que se le fueron las ganas de hacerme el amor. Al poco tiempo murió. Y eso no es lo peor, lo peor es que me dejó sola.

Cuando me quedé viuda me pasó lo mismo que a él cuando se jubiló. Lo lloré en el entierro, sí, pero en el fondo me alegré porque albergaba una emoción de libertad que me insuflaba vida. Por fin podría hacer lo que me diera la gana, apuntarme a Tai Chi, a pintura, a clases de internet.
Como mis hijos ya los tenía casados, con sus vidas, y por fin ya no tenía ningún tipo de responsabilidad decidí apostar por mí y hacer todo aquello con lo que me había pasado la vida fantaseando. Empecé a salir a las salas de fiestas, a entrar y salir de casa cuando me daba la real gana, a ponerme la ropa que me daba la gana, a pelearme con los del gas por la factura tan alta que me habían cobrado, a no dar explicaciones, a pensar en mí. Pero el tiempo ha ido pasando, y ahora quien se está marchitando soy yo. Me siento como si estuviera en mitad de un desierto infinito donde parece que no existe ningún oasis. Al principio me encontraba muchos, pero cuando llegaba a ellos eran solo eso, mirajes. En esos primeros momentos me daba igual que se desvanecieran, tenía la ilusión de que algún día llegaría a uno que fuera real. Después de encontrar todas esas ilusiones, esperanzas que se desvanecían a medida que me acercaba, fui notando cómo mi ilusión se iba fundiendo hasta desaparecer por un abismo muy pequeño que tengo que tener en el centro del estómago, un poco más arriba del ombligo.

Y aquí estoy hoy, con mi libro, que ya no me interesa, la tele encendida y contándole mi vida a una tía del teléfono de la esperanza, qué sé que no te interesa lo más mínimo lo que te cuento, que estás allí porque es tu trabajo y escuchar a viejas como yo es lo que hace que te ganes el pan. Aquí estoy, hija, esperando a que un día, que se me antoja no muy lejano, sople alguna mala racha y acabe de apagar la llama que a medio gas me mantiene en vida. No me envíes a nadie, no hace falta, sólo quería hablar, además ya me he tomado la pastilla para dormir. Pronto me quedaré frita.

domingo, abril 17, 2011

La huída





Vas, vienes, corres y vuelves a ir. Subes, bajas, das media vuelta. Sales y vuelves a girar. Te muestras, pero te tapas la cara. Das un volantazo, esquivas una farola. También un peatón, aunque por un segundo has fantaseado con la idea de atropellarlo, jugar a ser Dios podría ser una experiencia maravillosa. Aunque un Dios sin reino tiene que pagar las consecuencias en ese infierno que está en la tierra: el talego. Pero te da igual, se ha convertido en tu casa. ¿Pero cascarte a alguien no sería un jari demasiado gordo? Luego seguro que te harías unas ollas de campeonato. ¿Tendría familia? ¿Le echarían de menos? Joder, ¿Cómo debe ser que te echen de menos? ¿Que te lloren? ¿Que te vayan a llevar flores?. Pum, una acera, me cago en la puta, las hacen con mala hostia. Acaba de reventar la cámara de la rueda izquierda del coche, joder, cuando se huye no se piensa, coño. Mierda, encima no le queda casi caldo, y la sirena cada vez está más cerca. Sal, corre por la avenida, saca la pipa, amenaza, grita, sé un indio cherokee. Corre, corre, quítate la chaqueta, avanza una pierna, luego otra, respira rápido, siente que estás volando. Joder, cómo mola sentirse libre. Nota cómo la gente se aparta a tu alrededor, siente cómo vas subiendo, cómo la adrenalina electrifica cada una de las células de tu cuerpo. Cómo la gente te mira, cómo en este mismo segundo eres importante y la gente no te mira con cara de pena, sino con caretos de miedo. Eso es el respeto. Siéntente respetado, siéntete vivo a medida que caminas hacia tu propia muerte. El sudor cae como largos ríos que abocan en tus ojos. Te pican tanto que casi no puedes ni ver. Te apartas el sudor, pero no para de filtrarse y de arrastrarse frente abajo hacia tus ojos, joder, mierda de sudor, tortura tus ojos para que no veas. Tu cuerpo es tu peor enemigo. Intenta secarte mientras golpeas cada vez más fuerte con los pies en el alquitrán, que ahora se ha convertido en el polvo seco de un descampado lleno de basura y ratas. Corre, corre, gira hacia la izquierda, ahora hacia la derecha. No hagas caso a los gritos que oyes por detrás. Corre en zig-zag, escóndete como una culebrilla. Las gacelas corren en zig-zag, también los conejos para que no los alcancen los depredadores. Nunca hay que huir en línea recta, regla número 1, que pareces tonto. Corre así, culebrilla, corre, corre, corre. Mierda. Has pisado una loneta que debió cubrir un camión de melones. Te has resbalado, tus pies se han alejado del suelo, ahora sí que estás volando. Parece que tu cuerpo no pesa nada. Bajas la guardia contra el sudor de la frente que aprovecha para contraatacar en el momento menos indicado. No ves nada, no sabes dónde vas a aterrizar. Piensas en el peatón, te lo tendrías que haber cargado. Joder, igual le alegras la vida a alguien y haces renacer algo en el corazón de los que le rodean. A lo mejor pasan de su cara, es un puto viejo. Cuando uno muere sea como haya sido todo el mundo le quiere y le echa de menos. Se alarga el momento en suspensión. Las voces se acercan, tienes que pisar el suelo y continuar la huída. Parece que empiezas a descender, efectivamente, desciendes. Estás aterrizando, pero antes de que tus pies toquen el suelo y vuelvas a batir las piernas algo se clava en tu estómago. Acabas de empalarte con un palé de construcción con el que habían hecho una hoguera. Parece de coña, tío, con lo que tú habías sido. Aquí ya sí que se acabó.

viernes, abril 08, 2011

La puta de anoche




Y el tiempo pasa tan lentamente... Tan lentamente que parece que la eternidad tendría que escurrirse por el agujero de la cabeza de una aguja. Algo que parece no tener nunca fin.

Y nunca tiene fin. Nunca se acaba nada. ¿Y cómo se va a acabar si nunca empezó?.
Esta noche hace frío. Me he destapado, no tengo manta, está debajo de la cama y no tengo ganas de levantarme y recogerla, es un coñazo. Y sigo aquí congelado, mañana tengo que afeitarme. No puede ser que vaya así, todavía tendré más cara de perdedor de lo que creo que soy. Tengo que recoger al niño y verle la cara a la mala pécora esa. No tuvo suficiente con alargar más la agonía. Tantas cosas que hacer, trabajo, gimnasio, comida con la plantilla. Clases de alemán. Comprarme un Ipad con la tarjeta de la empresa. Llevar al perro pulgoso al veterinario, bueno, puedo no llevarlo, y mejor porque cuanto antes se muera menos tocada de pelotas, así no tendré que sacarlo a cagar el invierno que viene. Ir a que me arregle la dentista la muela que me partí ayer. Tiene unos melones como para comerlos sin jamón. Cenar con mis hermanos y fingir que todo va bien. Jugar al Scalextric con sus chavales y dejarme ganar. Enchufarle a Isabel al crío para que se quede a dormir con sus primos. Escaquearme pronto de la cena con la excusa de la muela. Liberarme por fin.

Irme de pedo con los crápulas de la oficina. Bebérmelo todo, metérmelo todo. Simular que me lo paso bien aunque lo único que haga es colocarme en un punto muerto que me deja flotando en una cómoda y delirante ingravidez. El lugar donde nada pesa y todo fluye, donde el tiempo cesa esa puta carrera de fondo en la que me asfixia la mierda del día a día. Quedarme en un stand by donde vuelvo a ser el puto amo de todo, sobre todo de mí.

No hay dolor.

Pero llega un momento en el que salgo de ese lugar. Me gustaría volver allí, porque es donde me gusta estar. El Paraíso se va y entonces todo se convierte en un día más. Hoy es un día más, con la única diferencia que sólo puedo pensar en la puta rumana de anoche.


http://www.youtube.com/watch?v=LMw2Pk9DA4k&feature=player_embedded#at=509

miércoles, abril 06, 2011

As en la manga




Cuando estás metida en algo que no te gusta, quieres irte, que no te tomen en serio, que pasen de ti sin tener que entrar en el terreno pantanoso de las explicaciones incómodas siempre puedes recurrir a un as en la manga que tienes escondido, muy esconidito, allí.... dentro de ti.

Si lo que quieres es salir airosa, escurrir el bulto, largarte a la francesa dejando un sello de identidad de una manera contundente y sin dar explicaciones lo mejor es recurrir a un clásico, que por eso es un clásico. Por algo los clásicos nunca fallan.


Tírate un pedo.


Mejor con estruendo que maloliente.



Infalible.

La llamada telefónica de la habitación 206



Foto de la Chica Serpiente del Gran Circo Verona


Si, sí, sí, sí.... tú dices que lo he hecho bien, pero no tengo la sensación de haberlo hecho bien. Es que no lo he hecho bien, por eso ha pasado lo que ha pasado. Los nervios, que de repente suben y explotan en la cabeza como si fueran fuegos artificiales, y cuando explotan generan una reacción en cadena en el resto del cuerpo. Y eso no es lo peor. Lo peor es que yo no lo sabía, pero el cuerpo está lleno de polvorines, y cuando pasa lo que te acabo de contar explotan polvorín tras polvorín... Hasta llegar al más peligroso, ese que está escondido en una parte del cerebro que cuando hace click se va lejos, lejos, que deja de controlar absolutamente nada.

[Habla Jane pero no se oye lo que dice]

Dices que hay cosas que están muy claras y que lo que hice aquel día no iba desencaminado. Que lo hice bien. ¿Que lo hice bien? Dices, digo, Diego. Cada día es más de lo mismo, es una montaña rusa en la que vas, en la que voy, en la que vamos a... ninguna parte. No es nada fácil la vida en el circo. Estaba cansada del circo, de la carpa, de los leones maltratados... hasta de la mala puta de la payasa.

[Habla Jane pero tampoco se oye lo que dice]

A veces pienso, bueno, a veces no, sólo cuando caemos en un pueblo más grande donde paradójicamente no hay nada que hacer. Pienso en lo que nos pasa y siempre llego a la misma conclusión, que caminamos en círculo como los caballitos pony de la feria, y como ellos en su noria pisamos una y otra vez la misma mierda. Y encima aguantando a los niños que se zampan sobre sus lomos un algodón de azúcar. Niños que ríen de felicidad, berrean a sus padres que le hagan fotos, te dan patadas en el vientre de la excitación y alegría. Es un puto chiste obsceno. Tú debajo jodida y ellos arriba jodiendo contentos. Yo soy el pony pisa mierda, el destino esos niños odiosos que se lo pasan en grande aplastándome el lomo y comiendo chucherías ignorando tus necesidades, sólo pensando en su disfrute. Lo odio.

El chaval nuevo de la ventana de enfrente me está mirando por la ventana mientras se lava los dientes. Cuelga la ropa en las rejas de las ventanas, y pienso yo que se quedará más sucia que antes de meterla en la lavadora, porque generalmente no se suelen limpiar las rejas y acumulan polvo y mierdas de Palomas. Mientras hablamos no puedo dejar de mirar a través de la ventana, no veo, no miro, simplemente mantengo la vista en suspensión esperando que pase algo. Cuando generalmente nunca pasa nada. Miro la ventana de mi vecino esperando que suceda lo que no me pueda imaginar, algo sobrenatural, algo diferente, algo interesante, no como su ropa tendida y su figura con un cepillo de dientes colgado en su boca. ¿Es que nunca va a pasar algo diferente Jane?

[Habla Jane pero no se oye lo que dice]

Ha apagado la luz. Y al final esta noche tampoco ha pasado nada. Toda esperanza por ver una historia extraordinaria tras el cristal se ha quedado en nada. Quizás mañana... ¿Sabes? Hoy estábamos hablando en el comedor del hospital sobre "Un tranvía llamado deseo". Hablábamos sobre el personaje de Marlon Brando, de su primitivismo, de su fuerza, de su furia, de su testosterona. Y luego ha venido Blanche. La creatividad, la sensibilidad, el refugio en la imaginación, la elegancia de lo que otros consideran locura. Porque es así. Ser diferente, ser imaginativo, querer volar a otros Paraísos no está bien visto en un país para rudos. Tenesse Williams, Tenesse. Espera un momento.

Ha venido la Señorita Wright a darme las pastillas para el dolor y ahora he perdido el hilo. No sé de qué te estaba hablando.

[Habla Jane]

Pues no sé, pues eso Jane, lo que te decía, que no sé qué me ha pasado. Por lo que me dice el médico creo que la he liado parda, pero Parda Bazán. La cagué mucho porque aunque no me quieren decir nada sé que estoy muy malita. Me duele todo y no sé, es algo que intuyo... pero sé que las cosas no van bien, claro, desde la perspectiva de un médico que te quiere salvar la vida... Pero te digo una cosa, creo que si la cagué fue por algo, fue una cagada voluntaria, no fue un descuido, son muchos años de circo. Por primera vez he sentido que la he cagado por un motivo, y además sabes que ha sido en algo que era imposible que me saliera mal....

[Habla Jane pero no se oye lo que dice]

La verdad es que fui consciente cada minuto, cada segundo... fui consciente de que lo hacía porque no me gustaba cómo estaban yendo las cosas y cómo me sentía yo allí. Y como no soy de esas que saben decir no, como soy muy francesa, porque, creo que nunca te lo he dicho, pero nací en Pas de Calais, pues en lugar de eso lo que hice fue boicotearlo todo hasta que reventó y cayó por su propio peso. Aunque debo confesar que estoy un poco arrepentida.

[Habla Jane pero no se oye lo que dice]

Sí, ahora que estoy calmada en esta cama abatible mirando el techo todo el santo día pienso que quizás me precipité. ¿A quién se le ocurre montar aquel cirio en el cumpleaños del excelentísimo John B. Mayers?.Jajajajajaja...Pues a mí, parece que no me conoces.

[Habla Jane pero no se oye lo que dice]

Tuvo que tener su gracia, no me jodas. El careto que pondría Mildred, el de Robert Joe, jajajajaja.... Me apetecía hacerlo a lo grande, como sólo "La chica-serpiente" se merece... No quise darle de comer en 6 semanas, estaba muerta de hambre. Se me enroscó como siempre, me mordió, pero aguanté el tirón, me apretó y no había manera de sacármela de encima. De lo demás no me acuerdo de nada, todo me lo habéis contado tú, el gerente y la Señorita Wright, que es muy atenta y muy positiva. Ella quiere que me ponga bien, es de esas egoístas baratas que disfrazan el egoísmo en altruísmo porque son incapaces de salvarse por sí solas. Necesitan salvar a los demás para encontrar su redención. A mí me parece bien, me hace la vida mucho más fácil, me pone la cuña, me lee el periódico, me hace friegas de no sé qué.. el veneno me ha dejado fatal. Dice la Señorita Wright que encima he tenido suerte. Menuda gilipollas.

sábado, abril 02, 2011

Podría suceder hoy que es sábado por la tarde.




-¿Ponemos esta peli?

-No.¿Por qué? ¿Por qué no pones la peli? Ponla, ponla, ponla, porfi, porfiiiiiii, porfi.....

-Javi, hay películas que no se pueden ver.

-¿Por qué?

-Porque...

-Si está en la segunda estantería es que se puede ver, las que no se pueden ver son las que estaban guardadas en el armario del tío Filiberto, esas de dentro de la caja.

-¿Cómo?

- No te pongas así, que cuando se marchó se las llevó con él. Ponla, porfi, porfi, porfi...

- Esta no se puede ver.

- ¿Por qué?

- Porque hay películas que hacen daño.

-¿Cómo van a hacer daño? Las pelis no pegan ni hacen pupas.

-Te acuerdas de cuando se te saltaron los puntos del dedo. ¿Verdad que te dolió?

-Mucho. Pero las pelis no te hacen sangre.

-No, pero hay películas que es como si te hicieran sangre. Esta peli es como la cremallera que te saltó el punto del dedo. Tú te pensabas que tenías el dedo curado porque te lo habían cosido. Pero cuando se te enganchó el punto del dedo en la cremallera y se te saltó te hizo mucha pupa.¿Verdad?

-Sí.

- Pues esta peli es como aquella cremallera para mí. Si la veo me saltará los puntos.

-¿Dónde tienes los puntos?.

-Aquí.

- Aquí no tienes puntos.

-Es que son invisibles.

- ¿Y duele tanto como cuando me pasó lo del dedo?

-Sí.

- Tita, creo que tiene que doler más.

-¿Por qué?

- Porque mi señu dice que cuando te hacen sangre aquí te mueres. Y yo cuando me hice pupa en el dedo no me "murí". ¿Duele más aquí verdad?

-Sí.

-Entonces mejor que no la veamos, yo no me quiero morir. ¿Y tú?

- Yo tampoco. Oye, que estaba pensando... ¿Nos vamos a comer un chocolate con churros?.

Salto al vacío...




...frente al aburrimiento.

- Dijo que subía y no le volvimos a ver en tres días. No sé, era algo normal. Muchas veces hacía eso. Se encerraba y no salía durante varios días, no era nada raro. Por eso no sospechamos. No nos lo podemos creer, todavía nos sigue pareciendo una broma. Era tan normal, siempre saludaba, era muy amable. ¿Quién lo iba a decir? Es todo tan raro... y tantas cámaras.... no sé, qué vergüenza, corta esto. Es que no sé qué más decirte. Yo sólo me cruzaba por la escalera o en el ascensor, eso sí, siempre miraba mal a mi perro, creo que sospechaba que era mi perro el que se meaba en la puerta de entrada cada noche. Pero mi Rocky no, ¿Eh?, que es muy limpio y sólo va a hacer sus cosas al pip- can. Nadie lo hubiera sospechado, qué horror, qué asco. Quién nos iba a decir que cada noche quien se meaba en la portería era él, el del 4ºC.... de cerdo, claro. ¿Puedo saludar?-.