martes, septiembre 04, 2007

Poderoso caballero es don dinero








Un día algún avispado cabroncete se inventó una cosa a la que se le llamó 'dinero'.
Al principio nadie confiaba en él, así que se siguió con el trueque porque una cosa de metal no era lo mismo que cambiar una vaca por cinco sacos de arroz; claro está, el dinero era todavía algo abstracto que muchos no acababan de entender. Pero ya saben ustedes que tiempo al tiempo para que la cosa se fuera asentando y al final, comodones de nosotros nos acabamos acostumbrando a llevar esas cosas redondas de metal en la saca porque era más fácil transportar las monedillas que una vaca o compota o un derecho de pernada, que a fin de cuentas tenían el mismo valor que cuatro míseras monedillas. Así que una vez más para nuestra comodidad y para hacernos la vida 'más fácil' empezamos a utilizar el dinero con total naturalidad y por consiguiente todo tipo de compra-venta o transacción económica arcaica, cuando todavía no se había inventado eso tan engorroso de lo que estamos pendientes en mayor o menor medida todos que es la economia comenzó a extenderse el fenómeno monedil por la tierra. A unos, los de conducta más psicopática, los depredadores sociales, les salía espuma por la boca y se les abrían los ojos como naranjas pensando en la de cosas que podrían hacer gracias a ese genial invento que nadie sabe de quién había sido, ya saben, hombres de negocios. A otros se les cayó el alma al suelo cuando vieron que todas sus posesiones se reducían a cuatro hierrajos y que con eso no les daba prácticamente ni para comer. Qué triste tener que cambiar una vaca por tres monedas que tendrían que cambiar por unos kilos de ciruelas porque el valor de la vaca había disminuído por ese trueque metalero y ya no daba tanta leche...

Ya ven, como podrán intuir los más avispadillos, como el que inventó el dinero, habrán deducido que el cambio del trueque a la moneda no fue precisamente algo regular, pero bueno, las injusticias han existido siempre y siempre existirán hasta que el hombre sea hombre o explote, porque la codicia rompió el saco y lo acabará destrozando, eso es lo que dicen los ancianos por ahí, y si lo dicen será por algo porque ellos son viejos y sabe más el Diablo por viejo que por diablo.

El tiempo ha pasado y en esencia todo sigue igual desde entonces. Nosotros, los homo sapiens sapiens posmodernos vendemos nuestro tiempo, nuestra mente, nuestra presencia, nuestras manos, nuestra saliva, etc. por dinero. Con la moneymoney que nos dan por todo eso compramos los que nos hace sobrevivir: comida, educación, sanidad, vivienda.... y el ocio, la diversión y la adquisición de todo tipo de cosas y experiencias que supuestamente nos hace felices. Y todo se reduce al metal, nuestro tiempo, nuestra vida, nuestro ocio, nuestra tristeza y nuestra felicidad. Nada escapa a las garras de ese caballero al que llaman Don Dinero que tiene más de villano que de caballero. Y lo triste no es que continuemos vendiendo cierta parte de nuestras vidas y comprando otra parte de nuestras vida que tenemos asimilado que no tendríamos si no fuera por esas cosas redondas o rectangulares o esas cifras que salen en la pantalla del cajero. Y parece que no podemos dormir tranquilos sin dinero y lo más triste es que ya no podemos escapar de él y somos esclavos de algo que nostros mismos hemos inventado.

El trueque ya no existe y no podemos cambiar una tostadora
por un jersey o por 5 kilos de judías verdes cuando nos quedan pocas moneditas, ya no hay salvación, no existen vías alternativas al dinero, aunque podría ser que existiera en alguna aldea jipiosa donde los idealistas que viven en una paranoia de 'paz y amor y ninguna decisión' lo practican, pero no nos engañemos, el trueque en el mundo es algo prácticamente inviable. El dinero está muy presente en nuestras vidas desde primera hora de la mañana hasta la noche, desde el día 1 de Enero al 31 de diciembre, siempre está ahí aunque no esté ahí. Por eso se ha convertido en algo muy, muy triste comenzar el mes como si fuera fin de mes porque has tenido que pagar mil historias cy no tienes la alternativa de canjear el recibo de la luz por una plancha u otro bien que poseas que tenga valor, pero que no tenga una cifra impresa en él.
En fin, serafín, no voy a ser yo quien diga cuál es la solución porque no la sé,, no soy tan lista como el señor que se inventó el dinero, pero ojalá lo fuera.
Vendámomos y sigamos comprando, porque poderoso caballero es Don Dinero y tod@s queremos ser princesitas a las que rescata de la torre encantada y si al castillo que nos lleva está construído con evasión y ojos cerrados pues mejor que mejor.

Y colorín colorado esta rayada se ha acabado.

Así son las cosas y así se las he contado.