martes, agosto 11, 2009

EL AMOR, ACTO MECÁNICO




Hoy os voy a escribir un texto extraído de "¡Espérame en Siberia, vida mía!" de Enrique Jardiel Poncela, novela que os recomiendo encarecidamente ( http://es.shvoong.com/books/407853-esp%C3%A9rame-en-siberia-vida-m%C3%ADa/ )

Novela hilariante, muy entretenida, y sin más pretensión que hacerte pasar un buen rato desmontando mitos amoriles con esa fluidez magistral de Poncela y como cualquier otra obra de humor que nace de los grandes dramas o de las grandes verdades (no menos dramáticas y mierdosas) Jardiel Poncela nos hostia con grandes verdades a base de carcajadas. Como siempre, y una vez más con este libro sin ningún otro objetivo que hacerte pasar un buen rato (y es por esa razón que es una joya) te vuelves a dar cuenta mientas lo haces, de que es mucho mejor reirte de aquello que en realidad te haría llorar. Aunque pensándolo bien, depende para quién el texto que voy a copiar a continuación igual no es muy gracioso; más que nada por el regusto amargo que tiene siempre aquello que es escéptico, para quien tiene fe, obviamente.
Yo no sé si alguien lee esto y si quien lo lee tiene fe o no en las cosas del querer, pero en realidad da un poco igual, es cuestión de tener sentido del humor. Si tenéis sentido del humor todos a los que os hayan roto el corazón por vigésimo quinta vez (gente que incluye a los escépticos y a los creyentes en la fe de algo que es casi más increíble que que exista un Dios, es decir, el amor romántico) os recomiendo este libro. Sobre todo a los que os han roto el corazón por vigesimo quinta vez recientemente y ya hayáis superado esa primera fase en la que todo apunta a que el Apocalipsis está cerca, a que no va a haber futuro en vuestra vida sentimental y sólo queda la resignación del celibato o de la ninfomanía, a que no te vas a poder enamorar de absolutamente nadie ni en 500 años y que no vas a encontrar a quien amar ni en 300 siglos, y desde luego eso incluye no encontrar ni a tu media naranja, ni a tu medio limón, ni al amor de tu vida, ni a tu futuro maltatador.... a tí que ya has pasado la fase de la negritud infinita y que la miras con una sonrisa en la boca pensando en lo idiota que has sido. A tí que estás en la fase "me da igual, en realidad ahora me doy cuenta del peso que me he quitado de encima, de la liberación, de lo a gustico que estoy yo sin comerme la cabeza por tonterías y por quedarme más rato cuando no me siento a gusto". A tí que en realidad ya te estás empezando a dar cuenta de que que se acabe una historia ( más o menos) romántica es en la mayoría de los casos lo mejor que te podría pasar te dedico este texto incluído en la novela de la que te he medio-hablado.

:-D

Ahí va:

(El texto va enmarcado, y dentro del marco se lee una frase que reza así: Esto no debe leerse porque es muy inmoral)

EL AMOR, UN ACTO MECÁNICO

Un acto mecánico, sí. Tan mecánico como lo fue el acto de colocar la cúpula de San Pedro en Roma. Tan mecánico como Rada.

Se ha amontonado demasiada literatura sobre este acto; se le ha elevado a la categoría de sentimiento y los hombres persiguen a las mujeres murmurando conceptos poéticos o filosóficos. Y las mujeres les sonríen a los hombres con aire entre tierno y celestial. El macaco humano, harto de pelar cacahuetes, se obstina en desenvolver marron glacés. ¿Y qué? COn cacahuetes o con marrons glacès jamás dejaré de ser macaco.


TE AMO... TE ADORO.... ¡MI ALMA!...¡CORAZÓN MÍO!...Palabras superficiales: el papel brillante del marron glacè....Porque el amor y el marrón glacè son una misma cosa: esplendor por fuera; y por dentro, una castaña helada.

¿Qué es Te amo? ¿Qué es Te adoro? ¿Y qué es Alma y Corazón si nadie dice la verdad más que al decir TE DESEO?...

Las civilizaciones, esos carros de guerra, bajo las ruedas y las patas de sus caballos, van dejando despachurrados montones de verdades purísimas. EL desdeo era una verdad, mas llegó la civilización trayendo el refinamiento del sommier y la verdad del deseo se convirtió en la mentira del amor, dentro de la cual vivimos todavía.




Sin embargo.... A veces se rasga el velo de Isis y le descubrimos a la diosa el ombligo, que es como una flor de loto mecida por la brisa del Delta. Y entonces vemos desconsolados que el amor, despues de todo, no pasa de ser unacto mecánico: el ajuste de dos piezas, el émbolo y la cajua, la tuerca y el tornillo.


¿Por qué poetizar cosa tan prosáica? No nos dejemos conducir por los perturbados que han hecho una misopsiquia de una neuralgia o un escepticismo de un ataque de gota. La poesía es el camino más corto para llegar al error.
Si nos emborrachamos con el macharnudo de lo poético cada tanguista nos parecería una Duplessis, cada balcón con tiestos un jardín colgante de Babilonia, cada exceso de bilis un rasgo de carácter enérgico y cada estremecimiento del útero una pureba de inmarcesible amor.

¡Cuidado! La selva del mundo está plagada de trampas.








Pronto les narraré mis historias Neoyorkinas, desde luego no tienen desperdicio!